Rayko-Leon-Eternamente-300x199Una familia de varias generaciones de buenos músicos no tiene por que dar a otro buen músico. Pero este sí es el caso de Rayko León, un joven compositor e intérprete canario, con una profunda formación académica, que de momento tenemos la suerte de que no haya emigrado. Su trabajo es tan extenso que raro es el que no lo haya escuchado alguna vez. Rayko ha sido, entre otras muchas cosas, uno de los compositores del magnífico nuevo trabajo de la Perinké Big Band.

Entre clases, ensayos y conciertos hemos logrado robarle unos minutos para realizar esta entrevista en profundidad en la que este joven talento isleño se desnuda sin venrgüenza ni pelos en la lengua, tal y como nos gusta en CanariasCultura.

– ¿Cómo inició su formación?

“Mi familia, especialmente mi padre, nos educó a mi hermana y a mi en un ámbito musical desde que nacimos. Al cumplir la edad adecuada fuimos matriculados en la Escuela de Música de San Fernando de Maspalomas”.

– ¿Le debe a alguien o a algo lo que es hoy?

“A mi familia partiendo desde mi abuelo, el compositor Miguel León Martín, que ha sabido inculcarme el interés y el respeto por los diversos géneros musicales, hasta los profesores que tuve, en especial los que me dieron las pistas para descubrir y seguir otros caminos, como Xavier Zoghbi, Francisco Martínez y Domingo Roque”.

– Usted tiene una profunda formación clásica pero se dedica principalmente al Jazz y a la música cubana ¿Cómo se produjo ese cambio?

“En realidad no se produjo ningún cambio: llevo escuchando esa música desde que nací. Y las primeras actuaciones que hice profesionalmente, de adolescente, fueron tocando el trombón con una orquesta de música caribeña de La Aldea de San Nicolás (risas).

Recuerdo que empezando la carrera de Piano sólo quería escuchar e interpretar Dixieland y Swing, lo que convergía con la “conveniencia de centrarse” en los estudios clásicos. En consecuencia se desencadenaban discusiones familiares, surgiendo la necesidad de “negociar” el tiempo diario que dedicaba a una u otra música (risas). Posteriormente, en mitad de la carrera aproximadamente, mi interés se desplazó hacia el estilo Bebop y las cosas latinas, y empecé a estudiar el trombón.

Paradójicamente, interpretar Jazz y música popular me ayudó a comprender y apreciar mejor gran parte de la llamada “música culta”».

– Entonces ha sido al revés, venía del Jazz y descubrió la clásica… ¿De donde le nació entonces su amor por la música cubana?

“Allá por los años 70, mi padre tuvo la suerte de integrar como pianista, durante un tiempo, un conjunto que acompañaba a Celia Cruz en Barcelona. Posiblemente eso tuvo que ver con que nos inculcase el respeto y amor por esa tradición musical. Anecdóticamente, decir también que mi abuelo llegó a grabar varios boleros en Venezuela en los años 50″.

– ¿Que consecuencias ha tenido esto en la evolución de su estilo? ¿Considera su discurso musical ya consolidado?

“Comparando mis primeras grabaciones y las más recientes, se puede apreciar una evolución en el estilo pianístico y de escritura debido a la experiencia y recursos acumulados en los años transcurridos, siendo el lenguaje de improvisación más rico y cargado de matices, pero también se hace mayor uso de los silencios y se escogen mejor las intervenciones. Todavía no estoy muy conforme con mi manera de tocar. Escuchar por ejemplo a Bill Evans o Chick Corea me ayuda a ver lo que me falta y me anima a continuar estudiando”.

– ¿Piano eléctrico o piano acústico?

“En los ámbitos en los que me muevo actualmente el piano acústico es irremplazable. El eléctrico me gusta usarlo en ocasiones ya que su color suele sugerirme otro tipo de fraseo para los solos”.

– Usted es, en ciertos aspectos, lo que en el ambiente se denomina “músico mercenario” ¿Se siente cómodo cuando acompaña a otros artistas? ¿Lo hace como modelo de negocio? ¿Preferiría hacer solo su propia música?

“No creo que mi caso sea exactamente el de “músico mercenario”. Es cierto que a menudo actúo con quien me llama, en formaciones muy diferentes y de ámbitos musicales diversos, pero acepto las propuestas primero en función de lo que me aporten personalmente y musicalmente, en la mayoría de los casos. Si personalmente o musicalmente algo no me compensa, difícilmente voy a acceder.

Por otra parte, pienso que el hecho de interpretar música tan diversa es totalmente enriquecedor ya que de casi todo se puede aprender algo bueno, que después puede ser integrado de alguna manera en nuestro lenguaje personal.

Cuando no tengo ningún encargo cerca, en casa siempre me dedico principalmente a mis composiciones que, a su vez, voy interpretando en actuaciones cada vez con más frecuencia”.

Rayko-en-El-Paraninfo-300x224– ¿Qué proyectos destacaría de su carrera?

“Mi primer grupo de jazz latino y salsa, Canaribe, allá por el año 1999 (del que se editó un trabajo, “Otra realidad”), los musicales “Longina, emigrante en La Habana” y “Piel Canela”, la gira por teatros en muchas ciudades de La Península con el grupo de jazz afrocubano de Nardy Castellini, algunas actuaciones con la Gran Canaria Big Band, mi concierto de conmemoración “Jazz Haydn” a trío en El Paraninfo (del que se editó un cd) y mi trabajo “De Santa Clara a La Aldea” junto al violinista cubano Raúl Bermúdez”.

– Buena y variada selección… ¿En qué anda metido ahora?

“Al margen de las actuaciones ocasionales y habituales de combos de jazz y salsa, estamos con los espectáculos “Piel Canela” de Yanet Sierra (12 y 13 de abril en el Teatro Guiniguada) y “Momentos del Bolero” (5 de abril en el CICCA).

Por otra parte tenemos bastante avanzados algunos proyectos discográficos: “Ecos del feeling”, de boleros inéditos compuestos por Alejandro Moreno y Marrero, y otro de temas tradicionales cubanos con la presencia de músicos de diversas latitudes.

– ¿Y más a medio y largo plazo?

“En el transcurso de este año quiero hacer un trabajo discográfico de temas inéditos recuperando el llamado formato de “piano con ritmo” (piano, contrabajo y percusión latina) tan popular en los años 50 y 60, pero abordando especialmente ritmos afrocubanos poco explorados en Canarias y sonoridades jazzísticas modernas.

A medio plazo me gustaría hacer un trabajo de fusión con elementos de funk y más presencia de la electrónica, un segundo trabajo de salsa y jazz latino con “Canaribe” y ya, a largo plazo, un trabajo que recoja mi música escrita para formación de big band y otro a piano solo.

– ¿Cómo le afectan los recortes y la situación actual?

“En lo que respecta a las grabaciones todos mis trabajos han sido autoproducidos, contando únicamente con el apoyo mutuo de los propios músicos que graban y que son mis amigos. En cuanto al trabajo en el Conservatorio, evidentemente me afectan negativamente porque dispongo de menos recursos para poder llevar a cabo los proyectos”.

– ¿Se deduce entonces que sus grabaciones se siguen vendiendo igual y que sigue teniendo los mismos conciertos porque la situación solo le afecta como docente?

“Grabar mi música no me compensa económicamente en absoluto. Ni siquiera recupero lo que invierto. Pero es una necesidad y me aporta otras cosas, aunque sean tiradas de 100 cds que se reparten entre los músicos o se los descarguen cuatro personas repartidas por el planeta (risas). Puede que los recortes estén relacionados con el hecho de que salgan menos actuaciones en salas de conciertos y que éste contexto haya sido el más afectado. Los músicos que sólo tocan en bares lo siguen haciendo y no creo que les haya afectado tanto directamente ya que podría decirse que desafortunadamente “siempre están en crisis””.

ray3-198x300– ¿Qué opinión le merecen las políticas culturales en Canarias?

“Desde mi punto de vista, en Canarias hay una oferta cultural bastante amplia y variada, lo que considero positivo y necesario, pero por otro lado me parece que en ocasiones falta dosificación y equilibrio a la hora de destinar las ayudas y presupuestos, o bien se antepone cualquier cosa que venga de otro lugar sobrevalorándola independientemente del nivel o calidad que ofrezca.

Personalmente casi siempre me he encontrado un poco al margen de la política y puede que por eso mismo no me hayan hecho ningún caso las contadas veces que he buscado conseguir alguna ayuda para un proyecto o presentar un trabajo en algún teatro o festival. A menudo me llaman otros compañeros músicos para integrar espectáculos en esos mismos teatros o festivales, quizás porque han tenido más suerte, amistades o la astucia de llegar a la persona adecuada.

A veces también tengo la sensación de que mi trabajo tiene más aceptación fuera del ámbito canario: cuando he ido a tocar a Brasil, a Cuba o a La Península siempre ha sido gracias a la gestión de músicos cubanos o catalanes que me valoran”.

– ¿Cuál considera entonces que es el secreto del éxito?

“Para mi, el éxito debe empezar por ser un éxito para uno mismo. No me sentiría realizado si tengo que dedicarme a algo que no me gusta tan solo como una vía para obtener muchos ingresos y tener que seguir por ese camino. Hace años tuve, en contadas ocasiones, la oportunidad de actuar con formaciones de música meramente comercial y, aunque respeto todos los contextos musicales, la experiencia me ha servido para comprobar que no es a lo que quiero dedicarme a largo plazo.

Pienso que uno debe ser muy autocrítico y considero que tengo éxito cuando logro una buena interpretación, un buen solo, una buena actuación, etc. Si a su vez el público llega a entender tu mensaje o lo que quieres transmitir y después hay triunfo comercial, bienvenido sea”.

– Dicho de otra manera ¿Qué debe hacer un músico hoy para vivir dignamente de su trabajo?

“Desgraciadamente quizás ser más “político” o “actor” que músico y dedicar más esfuerzos a la promoción, a menudo pasando más horas frente al ordenador que con el instrumento o las partituras. Personalmente no sé si podría hacerlo aquí, en nuestra tierra”.

– ¿Por qué dice que no sabe si podría hacerlo en Canarias? ¿Si viviera en otro sitio sí lo haría?

“Porque si no fuera por el trabajo de pianista acompañante en el Conservatorio no podría vivir solamente de tocar jazz, música cubana y mucho menos de mi propia música, al menos de momento. Si no me quedara más remedio que vivir de tocar, posiblemente emigraría al igual que otros compañeros. Sabemos que hay otros lugares más propicios para desarrollarse como músico de jazz o latin jazz, aunque el clima o la vida no sean iguales a los que tenemos aquí (risas)”.

– Usted firma que es más “efectivo”, tanto en Canarias como fuera de ella, tener amistades, “politiquear” o tener suerte que tener talento y trabajar duro para salir adelante… ¿No resulta un panorama desalentador para los creadores?

“Profesionalmente suelo considerar amigos a todos los que aprecian realmente mi labor, a los que cuentan conmigo para determinados proyectos porque creen que puedo aportar bastante o soy la persona idónea para algo en concreto, entre varias razones, y por eso me dan la oportunidad. Un tipo de amistad en el que siempre se anteponen intereses musicales o culturales comunes. Toco gracias a esas personas, que no abundan y en muchos casos están al margen de esferas políticas. En ocasiones también contacta gente para ofrecerme suplencias o como última opción. En estos casos lo pienso mejor o acepto en función de otros parámetros ya que no es algo prioritario. No sé si es algo generalizado y ojalá no fuese así, pero tengo la impresión de que cuanto más ascendemos políticamente mayor es la incultura musical con la que nos encontramos…”

– ¿Cuáles son los principales cambios que percibe en su sector?

“Desde mi punto de vista, a nivel de locales en general y desafortunadamente ha ido bajando el caché de los músicos desde aproximadamente la entrada del euro hasta hoy. Por otro lado, de hace un tiempo, he observado que va aumentando el número de sitios que se deciden a incluir actuaciones de música en vivo, en cierta forma lo contrario de lo que ha pasado a nivel de salas de teatro o auditorios”.

– ¿Cuál es su trayectoria en relación a Internet? ¿Cuál es o va a ser el impacto de las tecnologías desde dispositivos y teléfonos móviles en el negocio de su sector? 

“A veces anuncio mis actuaciones en Facebook o envío un email a mis contactos, pero la verdad es que ni estoy al día, ni me conecto mucho, ni paso el tiempo que debería en Internet para promocionarme adecuadamente (risas). Para quien lo desee, mis trabajos pueden encontrarse en páginas como CdBaby o iTunes.

Respecto a las nuevas tecnologías, tengo la sensación de algo que está todavía empezando y va a ir cada vez a más. En la música quizás tendrá más éxito el que mejor sepa moverse en el ciberespacio y más sepa de “marketing”, en detrimento del que más talento o preparación tenga como músico, lamentablemente”.

– ¿Qué anécdota destacaría de su carrera hasta hoy?

“Tengo muchas anécdotas vividas en estos años de actuaciones. En una ocasión acompañé a dúo al saxofonista Bill Evans para una masterclass en Madrid. No nos conocíamos y me propuso interpretar el standard All the things you are. Al preguntarle en qué estilo o a qué tempo, su respuesta fue: “como lo tocamos ayer”, y me dió la entrada sobre la marcha. Fue una experiencia muy positiva.

También recuerdo cómo conocí al neoyorquino Eddie Palmieri, ganador de 9 premios Grammy, en el Parque Santa Catalina en el año 2006. Era por la tarde y me encontraba probando el piano ya que tocábamos el día siguiente con la big band. Me viré de repente y me lo encontré justo al lado, de pie. Al levantarme, inmediatamente, dijo que yo era un gran pianista y lo comentó con más gente.

Este tipo de cosas animan a seguir adelante y no necesito llenar un estadio para ser feliz. Me conformaría con ser musicalmente “la mejor versión” de mi mismo”.

– ¿Qué consejos le daría a una persona que se inicia en la música?

“Que dedique principalmente sus esfuerzos a escuchar, analizar, practicar, estudiar e interiorizar la tradición ya que pienso que ahí se encuentra la base y la clave para posteriormente poder contribuir creando patrones para la música del futuro”.

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