Digujo de un primer plana de Michel con el logo de Facebook

Hace unos días se produjo un hecho sin antecedentes en Canarias. La premier de un nuevo proyecto musical se presentaba colgando el cartel de ‘no hay entradas’ a las pocas semanas de salir a la venta. Lo realmente sorprendente es que ni hubo vídeo en televisión, ni cuñas de radio, ni faldones de publicidad en la prensa escrita, ni nada de eso. Solo hubo un comunity manager (o credibility manager sería más apropiado en este caso) que desde Facebook convocó a cientos de personas a un estreno. Un concierto de lujo, por cierto, como ya contamos aquí.

Michel Jorge Millares fue el comunity manager que en Facebook , con imaginación y sin invertir un euro en medios, consiguió que un proyecto desconocido despertara tanto interés. Un caso de éxito en la cultura canaria que merece ser analizado de la mano de su responsable, un licenciado y master en periodismo, master en Dirección de Empresas por la MBA Business, director de la Universidad de Verano de Maspalomas y comisario de los actos del 50 aniversario de Maspalomas Costa Canaria que se encuentra doctorando sobre el turismo en Gran Canaria.

– Usted viene de una de las familias más importantes de la cultura en las Islas. ¿Cómo vive la implicación cultural?

«La vinculación familiar con la cultura canaria arranca en Cristóbal José Millares Padrón (1774-1846) músico de cámara de la catedral, como su hijo y su nieto, Agustín Millares Torres (1826-1896), músico y compositor (creó la Filarmónica de Gran Canaria, primera en España), historiador, escritor, notario y activista civil. Sus hijos, Luis y Agustín Millares Cubas iniciaron el teatro costumbrista canario, novelistas y autores del primer léxico de habla canaria. En la línea sucesoria (y hay múltiples ramas) está el paleógrafo Agustín Millares Carló (exiliado tras la guerra civil) y al escritor y dibujante, Juan Millares Carló, depurado por lo más retrógrado de la curia.
De sus hijos, una saga de artistas comprometidos: Agustín (poeta), José María (poeta y pintor), Eduardo (pintor y humorista con su personaje Cho Juaa), Manolo (pintor), Jane (mi madre, pintora y escultora), Yeya (historiadora y música) o Totoyo (maestro del timple).

Pero, yo salí a mi padre, periodista y activista. Quizás sea a quien debo el interés por escuchar a la gente y participar en iniciativas que tengan como objeto mejorar las condiciones de vida de los canarios».

– ¿Cuáles considera que son sus fortalezas y debilidades?

«Mis fortalezas son la ilusión, el trabajo y una cabeza que siempre está imaginando y elucubrando ideas y proyectos. Mis debilidades no cabrían en este espacio».

– ¿Como ha evolucionado desde sus inicios como periodista en La Provincia?

«Tras casi 20 años de trabajo en el periódico La Provincia me fui a una empresa de desarrollo de contenidos digitales. Hoy día intento especializarla en el ámbito del turismo».

– ¿Qué destacaría de todo ese periodo?

«La gran cantidad de personas interesantes que he conocido y la necesidad de que se instale una cultura de colaboración y de planificación. Ojalá hiciéramos más caso, en ese sentido, a las enseñanzas de Néstor Martín Fernández de la Torre o de César Manrique, entre otros».

– En estos días se ha hecho famoso y le llaman Michel ‘Poderdeconvocatoria’ Millares… ¿Cómo surgió la idea de trabajar de comunity manager de un grupo de rock?

«Bueno, lo de famoso… jejeje. En realidad fue el comentario de uno de los músicos en el Tributo a Pink Floyd, Sergio Casquero, quien resaltó lo rápido que se vendió el aforo y me ‘echó la culpa’. Pero si crees en algo es fácil promocionarlo. Yo desde que les escuché en el primero de los ensayos a los que acudí, comprobé el rigor y el respeto que tenían por uno de los grandes grupos musicales del siglo XX».

– Llenar una sala a las pocas semanas de que salieran a la venta las entradas de un grupo nuevo, sin vídeo en la tele, ni campaña de radio, ni publicidad en prensa es todo un hito… Muchos artistas de las Islas se preguntan cómo se hace (además de contratándole a usted, claro)

«Esto lo he hecho por amistad (reciente, pero cierta) con los músicos, al saber lo que estaban preparando y me ofrecí a ayudarles en lo que podía. Y así fue… En cuanto a la promoción del concierto, se realizó exclusivamente en Facebook, de forma viral, jugando con un poco de imaginación y la credibilidad que puedo tener por mis gustos musicales (y los excelentes músicos y artistas que conozco en las Islas) la gente dio validez a mi convocatoria.

Fue también un juego que consistió en arrancar la convocatoria de forma misteriosa, con una invitación que simplemente decía: “Me gustaría que estuvieras aquí” (los floydiómanos entendieron rápidamente, pero mucha gente se quedó intrigada). Luego unas fotos de cerdos volando fueron incrementando el interés. Y, al final, la duda por si estarían al nivel del reto».

– Toda una estrategia novedosa que logró que la gente se olvidara de la crisis y fuera a una sala de conciertos… ¿No lo debería contratar la Consejería de Cultura de Canarias para esto?

«Hay mucho por hacer en la difusión de la cultura, pero existe una demanda de eventos de calidad. La pena es que los espacios que pagamos con nuestros impuestos gastan dinerales en espectáculos importados mientras los creadores de las islas no pueden vivir de su vocación. Más que contratarme a mi, deberían apoyar a los creadores canarios para que puedan presentar sus producciones y, si fuera posible, exportarlas».

– Pues por como ha contestado, más me reitero en que deberían contratarle… A tenor de esta experiencia y sus conocimientos ¿Cuáles son los principales cambios actuales del sector?

«Lo que he podido comprobar (si no demostrar) es que hay mucho por hacer y por experimentar. Yo siempre he creído que era demasiado prematuro ofrecer cursos de ‘comunity manager’ para una actividad que acaba de nacer. Hay cuestiones técnicas y de aprovechamiento de las herramientas que hay que conocer, pero para comunicar hace falta tener cinco cosas (señaladas por uno de los pioneros de la formación periodística, Emil Dovifat 1890-1969): buen oído, buena vista, buen gusto, buen olfato y buen tacto. Y, a partir de ahora, un buen ‘muro’ en el Facebook».

– ¿Cómo utilizan hoy los usuarios de la música Internet? ¿Cuál es o va a ser el impacto de las tecnologías desde dispositivos y teléfonos móviles en el negocio de la música?

«Bufff… Internet cambió el modelo de difusión de la música hace tiempo. Las discográficas no lo entendieron, ni las sociedades de autores. Ahora no se trata de cuánto gana el intermediario que se encargaba de la promoción y de la impresión en un LP o un CD. Ahora hay que buscar nuevas fórmulas que pasan por el micropago, el directo e incluso, el micropatrocinio. Hay en esta pregunta profundidad para muchas entrevistas…»

– Según usted, y visto lo visto ¿Parece que el problema no es Internet si no que es precisamente la solución?

«Yo creo que Internet está aquí y lo cambia todo. Nunca hubo tanta información en manos de la sociedad y, como decían en la Facultad: Información es poder».

– ¿Se plantea dar servicios especializados para artistas musicales de mercadotecnia como nuevo modelo de negocio, o quedará solo como una anécdota?

«Le respondería con otra pregunta ¿Existe en este momento la posibilidad de vivir ofreciendo a los grupos de música de las Islas ese servicio? Yo creo que no. Me conformo con participar en la producción y en el beneficio, aunque sea muy poco, que se obtenga».

– ¿Qué anécdota destacaría de esta experiencia?

«Varias: hay personas que valoran muchísimo mi papel, cosa que es de agradecer por el ego que a veces se me descontrola; que gracias al Tributo, Link se proyecta como un grupo respetado; que he demostrado que hay mucho por hacer en la comunicación en redes sociales; y que, curiosamente, la gente sigue visitando la convocatoria para ver qué novedades surgen (fotos, comentarios, etc.) y sobre todo la fecha del próximo concierto».

Me gustaría finalizar con dos frases: “El artista canario cuando muere, muere dos veces”, por la insularidad que padecemos y que nosotros mismos profundizamos. Y “Hagamos de todo en nuestra vida una obra de arte”, lo dijo Néstor y deberíamos tenerlo grabado en las aulas y las empresas…»